domingo, 31 de enero de 2010

La llegada

Me habían dicho que los aviones de Singapore Airlines estaban bien, pero nada parecido a lo que me encontré. Aún estoy alucinando. Sólo con palabras no podría ser fiel a cómo me sentí en cuanto vi el avión. Para que os hagáis una idea, hay clase económica, business y first. Yo sólo he visto la business y la económica, y aún estoy en estado de shock. Cuando entras, das a la zona de clase business, y flipando al ver los SILLONES de cuero, un azafato me dice que mi asiento está más adelante. Mi asiento es el 32K, como mi maleta, jejeje. Me siento, y veo que se está comodísimo. Levanto la cabeza, y veo una televisión para mi solito en la cabecera del asiento de adelante, un enchufe para el portátil, puerto USB, y un mando con dos caras: uno en plan video, y la otra ¡un mando de videojuegos! Antes de tocar nada, me pongo a leer las típicas revistas que vienen, y me llama la atención la primera que cojo. Está en un idioma asiático y en inglés. Como la miro por encima nada más, veo un montón de películas y demás y pienso “Debe ser una revista de estrenos de Singapore y demás”. Sigo avanzando y veo un montón de listas de cd’s de música, con los últimos discos de un montón de grupazos, entre ellos Muse, Oasis, Kings of Leon, The Fray, y demás… y pienso “Debe ser para comprarlos o algo de eso”. Termino la revista, y en la última página veo una foto de donde se encuentra la toma para conectar a la corriente el portátil. Pues nada, cojo el portátil, y me pongo a probar y demás. Cuando me quiero dar cuenta, un azafato me dice que tengo que apagar el portátil por que ya estamos llegando a Milán. Ok. Me vuelvo a coger la revista, y ahora si me la leo. Veo la película de “9” por ejemplo, con una breve sinopsis, “This is it” de Michael Jackson, y muchas más. Me paro a leer detenidamente. Esas son las películas que echan en la tele que tengo delante de mis narices. “No puede ser. La de “9” salió hace dos días en el cine.” Pues si puede ser, si. Todos los cd’s de música que vi antes, no eran para comprarlos, sino para escucharlos con unos cascos muy guapos que me dieron las azafatas nada más despegar. “Buah, esto debe ser para la clase business y la first. Cómo van a estar aquí poniendo los últimos discos de música, y pelis que aún están en el cine”. Pues si, amigo. Enciendo mi tele, cojo el mando y selecciono las películas. Veo un montón, y busco la de “9”. Le doy al “enter” y comienza la película. La mandíbula me toca el suelo. Nada más ponerla, dice el comandante que se van a apagar todas las teles y demás por que vamos a aterrizar en Milán. Yo aún estoy flipando. Cuando estaba mirando ya por tercera vez la revista, me doy cuenta de que esta el avión parado, y que estamos en Milán ya. Me levanto para estirar las piernas, y se me ponen 3 catalanes al lado a hablar en catalán. Como no me entero de nada, me pongo a dar una vuelta, y me cruzo con una mujer de unos treinta y algo. Me pongo a hablar con ella, y me comenta que es la directora de una empresa de representantes o no sé qué, pero vamos, que se la ve que mueve pelas. Me cuenta que ella va a Beijin, y yo le digo que a Sydney. Me dice que ella esta enamorada de Sydney, y que me iba a encantar. Me empieza a decir que Dubai es mucha publicidad, mucho dinero, y todo muy ostentoso, pero que no viviría allí ni harta de vino.
Cuando nos damos cuenta, empiezan a entrar italianos. Nos volvemos a nuestros sitios, y se sienta conmigo una chica. Me pongo a hablar con ella. Se llama Valeria, 32 años, y ella va a Bhali. Me dice que es publicista y diseñadora gráfica. Hablamos un rato sobre tonterías, y nos ponemos cada uno a nuestra bola. De repente, veo que sace un Mac de su bolso. No puedo reprimir para mis adentros un "¡Será zorra el portátil que lleva!" No puedo morirme sin tener un Mac...algún día tendré uno...xD
Comienzan las 11 horas de vuelo. Saco mi portatil, y me pongo a escribir para mi blog, me pongo a organizar un poco el caos que es mi HDD portátil, me pongo "V de Vendetta", veo la película de "9" en mi tele, luego la de "This is it" de Mickael Jackson, etc... Durante el vuelo nos ceban a comer. Cada dos por tres pasaban las azafatas con zumo de naranja, agua, cerveza, y todo tipo de bebidas (todas gratis, por cierto). Las primeras nueve horas se me pasan voladas. Son las dos últimas las que se me hacen más largas, tal vez por la espectación de llegar cuanto antes y ver el famoso aeropuerto de Singapore.
Llegamos, después de tanta espectación, y si, una pasada el aeropuerto, pero llego con el tiempo justo para coger el siguiente vuelo. ¿Qué os puedo contar del vuelo Singapore-Sydney? pues poca cosa. Me tocó un sitio muy malo, en el que estaba un poco apretado, y dije "Me da que voy a echar una cabezadita…” Cabezadita de pijama, pues me dormí unas 5 horas del tirón….xD
Cuando me quise dar cuenta, ya estaba saliendo del avión. Tengo que pasar el control de inmigración y demás, y luego, a por la maleta. Aterrorizado, veía caer maletas semidestrozadas, con arañazos, golpes y yo pensando “Me la han perdido, me la han perdido….” Pero no, ¡¡salió!!
Tras los controles de maletas, para ver si llevo comida, animales o lo que sea, salgo, y me encuentro al “chofer” del airport-pickup esperándome.
Por fin estoy en Australia. Comienza mi nueva vida.

"El que tiene un porque para vivir, puede soportar casi cualquier cómo" Nietzsche

jueves, 28 de enero de 2010

La partida

Llego a la zona de control, esa famosa en la que te cachean, te hacen sacar mil cosas y demás. A partir de aquí ya tengo que ir solo, pues mis padres por ahí ya no pueden pasar. Tal vez sea de los momentos más duros desde que comencé a planificar el viaje. Intento aguantar estoicamente. Sólo pienso que no quiero romper a llorar, por mi madre. Es la última vez que me van a ver en un año, y quiero que me vean lo más feliz posible. Abrazo primero a mi padre, y se me saltan solas las lágrimas. Intento retenerlas todo lo posible, y mi madre ya está llorando al darme la vuelta. La abrazo fuerte, e intento animarla gastándola alguna broma, aunque yo también me siento hecho una mierda por dentro. Pero no quiero que me vean llorar. Ya habrá tiempo, pero no ahora. Doy media vuelta, y marcho al control, mirando hacia atrás despidiéndome con la mano.
Me hacen sacar todas las cremas que llevo en la mochila, lo metálico que lleve encima, y me hacen sacar el portátil. Paso a la primera, sin pitar ni nada. Me pasan el equipaje de mano por el escáner, y me dice la guardia jurado “¿Eso es una torreta de dvd’s vírgenes?” Le digo que si y pienso “Y al lado van 35 películas piratas. Ves llamando a la SGAE” Cojo mis cosas, mientras saludo con la mano desde la lejanía a mis padres y marcho buscando la puerta de embarque J46. No tengo tiempo ni de tomarme un café, asique me voy directo a la puerta de embarque, y espero 10 minutos hasta que empiezan a meter a la gente.
Me llama la atención, por que pienso “Joe, esto está lleno de negros, y para mi que todos los blancos son argentinos o de por ahí…” (no en tono racista, ni mucho menos, pero extrañado, por que como luego confirmaría, era verdad…xD). No sé cuantas plazas tendría el avión, ni cuantos pasajeros íbamos, pero si sé, que me sientan en el último asiento de todos, atrás del todo, al lado de una pareja mayor de asiáticos que me daban un poco de mal rollo (el tío nada más sentarse se quedó frito, y la mujer va y se casca una mascarilla de estas de la gripe A). Total, 5 minutos antes de embarcar, resulta que el avión está al 30% de capacidad, y estoy siendo generoso. Cojo, me levanto, y me siento por delante solito a escuchar música. Un azafato con cara de “mmm, ¿aquí huele a mierda?” da las explicaciones, y ale, a despegar. No puedo contener las lágrimas antes del despegue. Ya me da lo mismo quien me vea. Según se levanta el avión pienso “Aquí dejo mi tierra. ¡Cómo te voy a echar de menos!” Poco antes de aterrizar, el piloto dice algo así como “Los pasajeros procedentes de África y Argentina pasen a recoger su equipaje por….” Ya decía yo…xD
A las nueve menos cinco llego a Barna. Aterrado, sin saber muy bien a donde ir, busco un puesto de información, pues Mr. Lumbreras no me sacó nada más que tarjeta de embarque para el primer vuelo, y me dijo que cuando llegase a Barcelona, que buscase una oficina y que me las hiciesen. Veo a una mujer con una chaqueta verde fosforita, según voy andando con cara de perdido, y le pregunto que si me puede decir donde hay una oficina de Singapour Airlines. La mujer, supersimpática y agradable, me pide que la acompañe. Me dice que no suele haber gente en la oficina que hay dentro de la zona de embarque. Le explico que el siguiente vuelo lo tengo a las 10, y ella me dice que la acompañe a “su oficina de información”, pues ese era su cargo. Me dice que me tranquilice, y no me preocupe, pues en un principio, pensaba que tenía que salir de la zona de embarque y volver a pasar todos los controles y todo. Coge el teléfono y empieza a hacer unas llamadas. Me pide el pasaporte. Da unos cuantos datos y cuelga. “He hablado con Singapour Airlines y me han dicho que el único pasajero que faltaba por recoger la tarjeta de embarque eras tu. Les he explicado la situación y me han dicho que vayas directo a la puerta de embarque D18. Ahí te van a dar tus tarjetas de embarque. Pasa primero por el puesto de pasaportes de la policía nacional, y le explicas tu situación. Si tienes problemas, diles que llamen a este número. Y eso es todo. Espero que tengas un feliz vuelo.” Con la boca abierta como los leones de correos, no puedo reprimir en voz alta “¡Joder, igualito que en Barajas!” y las dos chicas empiezan a reírse. Me despido de ellas dándoles mil gracias, y me dispongo a seguir sus instrucciones.
Llego hasta el puesto de la Policía Nacional, y me pongo a explicarle la situación. El agente me mira la camiseta (llevo una camiseta del CNP) y me dice “Tranquilo, pasa” y yo sin creérmelo aún, paso. Encuentro enseguida la puerta de embarque, y miro a mi alrededor. Veo que todos tienen “cara de irlandés lechoso” como diría el maestro Eastwood en “Gran Torino”. Cuento unas 25 personas a bote pronto. Hablo con un chico que está en la puerta de embarque, y me da los dos billetes (el de Singapur y el de Sydney).
Comienza la parte dura del viaje.

"Este adios no maquilla un hasta luego. Este nunca no esconde un ojalá. Estas cenizas no juegan con fuego. Este ciego no mira para atrás." - Joaquín Sabina

miércoles, 27 de enero de 2010

I love Iberia

24 de enero del 2010. Son las 4.18 a.m. cuando me levanto. Me pego una duchita para despejarme, y bajo las maletas con la ayuda de mi padre. Mi primer avión sale a las 7.35, y es por Iberia. Pánico es lo que siento, y no por los nervios, sino por Iberia…
Sobre las 5.25 llegamos al aeropuerto, y la zona para facturar ya está abierta. Me atiende un chico majo, joven, con más plumas que un pavo real (a mi, personalmente, me da lo mismo, pero creerme, le teníais que ver), y la verdad, según me demostró según pasaban los minutos, más lelo que mear contra el viento…
Empieza a prepararme la tarjeta de embarque y me dice que ponga la maleta de facturar en la cinta transportadora: 38.700 kg. “Tiene sobrepeso de equipaje, va a tener que sacar cosas”. Le contesto que lo sabía de antemano, pero que iba a pagar los kilos que me pasaba, pues prefería pagar unos cuantos euros ahí que gastarme pasta comprándome ropa en Sydney. He aquí la primera sorpresa que me deparaba el día. Por lo visto, los cargueros de maletas, esos cabrones que tratan las maletas como sacos de patatas, han establecido que más de 32 kilos no levantan, por que no les sale de las narices, básicamente. Por mucho que yo quiera pagar, de los 32 kilos no puede pasar la maleta. Vamos, que tenía que sacar 6.700 kilos de la maleta. Muy amablemente, al ver que ya me iba a cagar en todo, me dice que tengo una zona para “desahogar” la maleta, con una báscula para equipaje y demás. Y allí me dirijo bufando como la bocina de un tren antiguo, y cagándome en los zánganos de los cargueros de maletas. Yo he trabajado descargando calderas de 50 kilos, y las teníamos que dejar una a una en pales, y bien puestas. Estos especímenes tiran literalmente las maletas, sin importarles los daños que ocasionan (que levante la mano quien no se le haya roto nada, o no haya recibido su maleta hecha una mierda después de facturar).
Cosas de la vida, descubro que un jersey que llevaba pesaba 450 gramos, es decir, medio kilo. No podía flipar más…xD. Cojo el disco duro portátil, y….¡veo que pesa 2.300 kilos! Total, sigo descargando ropa: 1 vaquero, 3 jerseys, un polo, un par de camisetas, dos pares de calcetines, y….¡32 kilos justos!
Con cara de haber ganado una prueba del Gran Prix, vuelvo a la zona de facturación, y Einstein me suelta la segunda perlita: por lo visto, me dice que el máximo peso de equipaje son 20 kilos, y me dice que hasta los 32 kilos los tengo que abonar. Le explico, que a mi la compañía con la que vuelo desde Barcelona hasta Sydney, es decir, Singapour Airlines, debido a un convenio, me permite llevar 30 kilos de equipaje. El zagal se pone a llamar a no sé quien, se va a hablar con una compañera, vuelve, se va otra vez, y cuando vuelve, me dice que puede ser, pero que no consigue contactar, y que tengo que abonar 12 kilos de sobrepeso. Me dice que hable con Singapour Airlines cuando pueda, y que ellos me lo devolverán. 90 euros, vamos. ¿Efectivo o tarjeta? “Te pagamos mejor en efectivo” “No, no puede ser. Mejor con tarjeta, por que yo no puedo cobrar con efectivo. Para pagar en efectivo tiene que ir a la zona bla bla bla”. Olé. Exquisito. Bueno hijo, pues nada, te pago con tarjeta. Se la doy, y tras volverme a pedir la tarjeta dos veces más, me dice que no consigue cobrarme con la tarjeta, por que tienen problemas. Total, que hay que ir a donde decía a pagar en efectivo. Se va mi padre a pagarlo, por que yo ya no me muevo del mostrador para seguir haciendo colas.
Cuando piensas que las cosas ya no pueden ir a peor, no te confundas, con Iberia todo es posible. El iluminado me dice que, como tengo el billete con salida un día, pero llego otro día, y que como el resto de los vuelos ya los tengo con Singapour Airlines, que cuando llegue a Barcelona, tengo que recoger mi maleta, y volver a facturarla. Lo más educadamente le digo que si se está riendo de mí. Tiene delante suya el billete. Llego a Barcelona a las 9, y a las 9.30 tengo que estar embarcando en el siguiente vuelo. Las maletas tardan una media hora en salir, hasta que la recoges, a saber. Ahora, busca la oficina para facturar, teniendo en cuenta que eso se hace 2 horas antes de embarcar. Física y matemáticamente, las cuentas no salen. “Ya” me contesta. Mi padre se pone a dar paseos por detrás, mi madre no sabe ni qué decir, y yo, otra vez, educadamente, le digo “¿qué hago entonces?¿ Me voy a Sydney sin maleta? Por que total, para dejarla dando vueltas en la cinta de Barcelona… ¿Te das cuenta de que eso no puede ser así? A mi los de Singapour Airlines me han dicho que facturo aquí, y en Sydney recojo la maleta. Así de fácil.” “Ya bueno, voy a ver qué puedo hacer” y se levanta y vuelve a irse a hablar con la misma de antes. Cual dibujo animado, yo ya hecho humo hasta por las orejas. Llevo una hora para facturar una mierda de maleta, y no hacen nada más que joder… A los minutos, vuelve, y se pone a trastear, para al final decir “¡Uuuuu (véase gritito de tía cuando se asusta un poco por algo) si me ha salido!” Si mi cara fuese un manga japonés, tendría una gota gigantesca al lado de mi cabeza con un “Lol”.
La vida te sorprende de formas inesperadas, y acto seguido, me doy la vuelta y le digo “Muchas gracias”. ¿Cómo? ¿Yo he dicho eso? No puede ser… pues si, lo he dicho yo… Miro el reloj: las 6.35, y a las 7.05 tengo que estar embarcando. Oigo a mi padre que me dice “¿Ves por qué hay que ir con tiempo a los sitios?” Más razón que un santo, aunque ya no sabía si darle la razón o descojonarme de risa de puta impotencia. No hago más que pensar “Pues empiezo bien el viaje…me van a perder la maleta fijo…”

"Un hombre sólo es tan viejo como la mujer a la que mete mano" - Groucho Marx

lunes, 25 de enero de 2010

Sonrisas y lágrimas

Sabor agridulce. Mis últimas horas en mi querida tierra ya pertenecen al añorado pasado. No sabría expresar mis últimos momentos antes de mi partida, pues fue una oleada de contradicciones para bien y para mal, el eterno binomio.
Como era de esperar, los últimos momentos fueron muy amargos debido, en su gran parte, a las consabidas despedidas, los abrazos y besos de familia y amigos que tanto añoraré, y nervios a flor de piel ante lo que pueda encontrarme en mi nueva vida. Miedo a lo desconocido, a lo extraño, a lo diferente.
Pero el día me iba a deparar una sorpresa que no me esperaba para nada. A las 16:14 para ser exactos, me llama Adriano, y me dice que han quedado todos los del equipo (también conocidos como Habbeke Walda, los blues, los cerdos…) para tomar unas cervecitas como despedida. Yo le contesto que aún ando muy liado con los preparativos de última hora, y que a parte, mi familia viene a verme para despedirse de mí. Me dice, que aunque sea, me pase sobre las 6 un ratito, que han quedado en el bar de al lado de mi casa, y al final “cedo a la presión”. La tarde pasa, y yo sigo agobiado con la maleta, por que me faltan muchas cosas por meter, y tengo que sacar aún más por que pesa demasiado. Justo a las 17.55 vienen mis tíos a visitarme. Besos, abrazos, pitos y flautas, y cuando me quiero dar cuenta, le estoy enseñando mi casa de Sydney, y llaman a la puerta. “Rubén, sal, que es para ti”. Antes de salir, ya oigo las risas. “Ya están aquí estos mamones… xD”
Salgo por la puerta y me encuentro a Paco, Mou, César, Adriano y Primo. “¡Rubén, que son las 6.15 y no aparecías cabrón!” Tras varias escusas estúpidas pero ciertas, no se oyen nada más que risas. De repente, Mou me da una bolsa del Corte Inglés en la cual pone “Habbeke Walda S.A. (Sociedad alcohólica)” firmada por todos los del equipo. “Para ti” me dicen. Abro la bolsa, y me encuentro el balón Adidas de la selección española del mundial y la bufanda oficial de la misma. No sé ni qué decir. No me lo esperaba para nada. Casi se me saltan las lágrimas. Y todavía hay una tarjeta firmada y dedicada por todos los del equipo, la cual me niego a leer delante de ellos, pero lo hago nada más entrar, me empiezo a mear de risa con las ocurrencias de cada uno. La cojo, la guardo en el sobre, y a la maleta. El balón no pudo entrar, pero la bufanda y la tarjeta se vienen a recorrer mundo, jejeje.
Después, cena con mi familia, discusiones, risas, como siempre. Mi tío me dice que si encuentro a dos australianas jovencitas, que les llame a ellos, que ya están jubilados y necesitan cariño. Después de las típicas bromas sobre canguros, cocodrilos y tiburones, llegan de nuevo las despedidas. Casi me derrumbo cuando mi madrina se pone a llorar al despedirse de mí. Voy a echar muchísimo de menos a toda mi familia.
“Vámonos a sobar, que mañana a las 4 de la mañana hay que estar en pie…”

"Y a los que quiero les digo que aguanten, no desfallezcan, que nuestros días de gloria se acercan, que sólo quien lo merezca será libre(...) Mis hermanos de otra madre, ¡seremos indestructibles!" Nach

viernes, 22 de enero de 2010

Nimiedades que extrañaré...

Está claro que cuando marchas a un sitio lejano, vas a echar de menos a tu familia, tus amigos...pero hay muchas otras cosas que también extrañarás y que realmente son "pequeñas tonterías". Me he dado cuenta de que hay mil cosas que me habría gustado hacer antes de irme, y las cuales estoy haciendo a pasos agigantados según puedo. Me repito, en que son pequeñas tonterías, pero... ¿acaso no son los pequeños detalles los que finalmente nos definen a cada uno?
Por poner dos ejemplos estúpidos, los últimos 3 días me he acostado a las 4 de la madrugada leyendo el último libro de la trilogía Millenium, y en este último mes me he visto a matacaballo las 5 temporadas de "House", la cual he terminado hace 10 minutos... He hecho lo que llevaba pensando varios años, pero me daba demasiada pereza hacer: he ordenado los cerca de 100 gb  de música que tengo en el disco duro portátil. Pero hay cosas que no sé si me dará tiempo a hacer, como por ejemplo, uno de mis mayores pecados capitales: a pesar de ser un cinéfilo empedernido, aún no he visto "El Padrino",¡¡¡y la tengo encima de mi escritorio!!! Hay mucha gente de la que me habría gustado despedirme como es debido, es decir, tomándonos unas cañas y recordando anécdotas triviales. Gente que a pesar de no haberla visto en mucho tiempo, te apetece ver, y te reconforta su conversación: Mady (espero que Nora nazca con un pan bajo el brazo), Alberto el Lechu (tantos años juntos y nos vemos de Pascuas a Ramos), Suarez (ese caballero inglés y periodista mordaz) y un largo etcétera con el cual no quiero aburriros.
Acto seguido, paso a mostraros un pequeño documento gráfico en el cual os muestro pequeñas tonterías, las cuales me habría gustado llevar conmigo.
 De primeras, no podía ser otro: mi pequeño Remý. Con lo cariñoso que es el jodío, es probable que no vuelva a verle nunca más....


Mi poster/cuadro de "El gran dictador", el cual me habría gustado llevarme conmigo para ponerlo en mi habitación de Sydney.


Mi colección de películas, comics frikis, mangas y demás, con sus respectivas figuritas(a las cuales les tengo especial cariño...)

 
Mi colección de literatura fantástica, mis fotos y demás... 
 


Por qué no decirlo, mi iPhone...xDD

Y para terminar, aunque no lo único, mi ordenador, que tanto esfuerzo me costó comprar, y los altavoces que no me puedo llevar, que son mi último regalo de cumpleaños de una persona a la que aprecio muchísimo:


 Como bien dije, son pequeñas tonterías, pero, ¿qué es la vida sino un conjunto de pequeñas tonterías?

Esta vez voy a citar a alguien que aprecio muchísimo, cuya frase me llamó mucho la atención:

"Soñador, pensador, e iluso de ilusiones ilusas.
Amigo de todos y de todos conocido.
Compartidor de sentimientos y comprensivo de lo ilógico." J.R.Francisco

jueves, 21 de enero de 2010

¡¡Maldita maleta!!

Ya he empezado. Uno de los momentos que más miedo me daba en lo que se cierne a los preparativos del viaje ya ha llegado....he empezado a preparar mi maleta...
Dios bendiga a mi madre, aunque sólo sea una frase hecha. Madre no hay más que una, y lo que una madre se preocupa por un hijo no se puede equiparar a nada en el mundo (tal vez a Laporta por Cataluña, pero eso es otro tema...:S). De la nada, mi madre me ha traído unas bolsas grandes con cierre hermético de esos raros, pero con una peculiaridad: tienen un agujero con una tapadera, por el cual, con una aspiradora, sacas todo el aire, y comprime lo que hay dentro hasta límites insospechados. Tanto será así, que de momento me va entrando la ropa que estoy metiendo, que tampoco es que sea mucha, pero si es ropa tanto de verano como de invierno, por lo tanto, a parte de piratas, pantalones cortos y camisetas para cuando llegue, también estoy teniendo que meter camisetas de manga larga, jerseys y pantalones largos, para los meses de invierno allí.... Vamos, que la inestimable ayuda de las bolsas mágicas me ha venido al pelo.

Pero, a pesar de todo, cuando ya llevaba tres bolsas de esas metidas, y la maleta ya casi estaba hasta arriba, de repente pienso "Mierda, no he metido ni una sudadera, me faltan por meter 3 vaqueros, el neceser, la chupa de cuero y todos los zapatos...." Único punto positivo hasta el momento: 22.300 kg. Me falta 7,700 kg aún, pero el problema es...¿donde? Un sabio dijo una vez "Con paciencia y saliba se la metió el elefante a la hormiga". Puede que la paciencia me ayude, pero la saliba lo dudo mucho...:S

El otro problema que me asalta es que de equipaje de mano sólo puedo llevar 7 kg, y no 10 como pensaba. Teniendo en cuenta que sólo el portatil desde el cual escribo ya pesa 3 kilos y pico, ahora empecemos a sumar: libros, cuaderno, agenda, discos duros externos, estuche de programas/películas, cámara de fotos, cargadores de portatil/cámara....miedo me da poner el maletín encima de la váscula...

Os dejo una foto de cómo va la maleta...



Desde esta entrada, voy a  poner siempre al final una cita por costumbre, ya que siempre me han gustado.
"Tengo que elegir entre este mundo, el otro mundo y Australia"  Oscar Wilde

miércoles, 20 de enero de 2010

¡Ya tengo casa!

Pues debido a mis problemas de insomnio, los cuales nunca he tenido, anoche recibí un mail sobre las 12 de la noche, en el cual, para mi sorpresa, me mandaban la dirección de mi nueva casa en Sydney!!
Lo primero que hice fue irme a Google Maps, a ver si podía verla con el Google Street View, pero, suerte la mía, no iba bien...al cabo de unos 10 minutos ya me dejó verla. "No esta mal" pensé. Por lo menos tiene una valla bonita...xD. Pero cuando estaba viendo el contenido del mail del alquiler, me quedé un poco picueto.

Number of bedroom: 4

Number
Capacity
Gender
1
2 people
Any
2
2 people
Male
3
1 people
Any
4
1 people
Any


Number of Bathroom: 1!!!!!!!

Esta mañana llamé, y me dijeron que no, que en realidad había 2; que había sido una confusión...Menos mal, por que si se supone que podemos ser hasta 6 en la casa, como 2 sean tías, ya la hemos cagado con los baños....:S Que conste que no es por machismo, pero, lo siento chicas, eso de tiraros 3 horas en el baño para peinaros un pelo, no lo entiendo, lo mire por donde lo mire...

Total, que sigo mirando cositas y demás, y hablo con la chica de la agencia hoy por la mañana, para informarme mejor. Es una zona residencial, muy bonita, con varios parques, bien comunicada con autobus, tranvía y metro. Es un barrio tranquilo, y según me han dicho, está muy cerca del barrio italiano, donde por lo visto hay buen ambiente. El único "pero" remarcable, que está un poco lejos del centro, y de la escuela donde voy a estudiar, aunque, según me han dicho, no llega a media hora en transporte público siquiera.
Os dejo una foto de la casita en sí.


Ya me pondré en rol de turista japonés cuando llegue a la casa, haciendo fotos hasta a los enchufes.Espero vuestras opiniones, sinceras por favor. Ya sé que es más un zulo de inmigrantes que un chalet bonito a las afueras, asique...CRITICAR!!! Un abrazo a todos!!

PD: ¿a que es verdad que la vaya es bonita? jejeje.

martes, 19 de enero de 2010

Comienza la cuenta atrás...

Hay que ver cómo pasa el tiempo. Hace dos días estaba informándome de los trámites que tenía que hacer para poder irme a estudiar a Australia, y a día de hoy, estoy a 6 días de comenzar mi nueva vida en las Antípodas.

Un torrente de sentimientos afloran en mi según se acerca la fecha límite, algunos tan opuestos como la noche y el día. Estoy emocionado por comenzar esta nueva etapa de mi vida, pero a la vez estoy aterrado: voy a estar solo a 17.800 km de toda la gente que conozco y quiero; voy a estar en una ciudad con unas costumbres y una cultura completamente ajenas a mi; voy a tener que buscarme un trabajo que pueda compaginar con mis estudios; voy a vivir con dos desconocidos, teniendo que adaptarme a sus normas preestablecidas; y todo esto, sin nadie a mi lado en quien confiar o en quien poder apoyarme en los momentos más difíciles.
Estoy contento por poder irme ya a una ciudad como Sydney, la cual tiene que ser impresionante, pero a la vez estoy muy triste, pues según se acerca mi marcha, poco a poco soy más consciente de cuanto quiero realmente a la gente que tengo aqui.
Puede sonar a quejas, pero nada más lejos de la realidad...es lo que he buscado y lo que quiero. Sé que va a ser duro al principio, pero confío en que poco a poco saldré adelante e iré cumpliendo los objetivos que busco.¡¡O al menos, eso espero!! Según transcurra mi estancia os iré contando mis andanzas por el país de los koalas y los canguros.