lunes, 25 de enero de 2010

Sonrisas y lágrimas

Sabor agridulce. Mis últimas horas en mi querida tierra ya pertenecen al añorado pasado. No sabría expresar mis últimos momentos antes de mi partida, pues fue una oleada de contradicciones para bien y para mal, el eterno binomio.
Como era de esperar, los últimos momentos fueron muy amargos debido, en su gran parte, a las consabidas despedidas, los abrazos y besos de familia y amigos que tanto añoraré, y nervios a flor de piel ante lo que pueda encontrarme en mi nueva vida. Miedo a lo desconocido, a lo extraño, a lo diferente.
Pero el día me iba a deparar una sorpresa que no me esperaba para nada. A las 16:14 para ser exactos, me llama Adriano, y me dice que han quedado todos los del equipo (también conocidos como Habbeke Walda, los blues, los cerdos…) para tomar unas cervecitas como despedida. Yo le contesto que aún ando muy liado con los preparativos de última hora, y que a parte, mi familia viene a verme para despedirse de mí. Me dice, que aunque sea, me pase sobre las 6 un ratito, que han quedado en el bar de al lado de mi casa, y al final “cedo a la presión”. La tarde pasa, y yo sigo agobiado con la maleta, por que me faltan muchas cosas por meter, y tengo que sacar aún más por que pesa demasiado. Justo a las 17.55 vienen mis tíos a visitarme. Besos, abrazos, pitos y flautas, y cuando me quiero dar cuenta, le estoy enseñando mi casa de Sydney, y llaman a la puerta. “Rubén, sal, que es para ti”. Antes de salir, ya oigo las risas. “Ya están aquí estos mamones… xD”
Salgo por la puerta y me encuentro a Paco, Mou, César, Adriano y Primo. “¡Rubén, que son las 6.15 y no aparecías cabrón!” Tras varias escusas estúpidas pero ciertas, no se oyen nada más que risas. De repente, Mou me da una bolsa del Corte Inglés en la cual pone “Habbeke Walda S.A. (Sociedad alcohólica)” firmada por todos los del equipo. “Para ti” me dicen. Abro la bolsa, y me encuentro el balón Adidas de la selección española del mundial y la bufanda oficial de la misma. No sé ni qué decir. No me lo esperaba para nada. Casi se me saltan las lágrimas. Y todavía hay una tarjeta firmada y dedicada por todos los del equipo, la cual me niego a leer delante de ellos, pero lo hago nada más entrar, me empiezo a mear de risa con las ocurrencias de cada uno. La cojo, la guardo en el sobre, y a la maleta. El balón no pudo entrar, pero la bufanda y la tarjeta se vienen a recorrer mundo, jejeje.
Después, cena con mi familia, discusiones, risas, como siempre. Mi tío me dice que si encuentro a dos australianas jovencitas, que les llame a ellos, que ya están jubilados y necesitan cariño. Después de las típicas bromas sobre canguros, cocodrilos y tiburones, llegan de nuevo las despedidas. Casi me derrumbo cuando mi madrina se pone a llorar al despedirse de mí. Voy a echar muchísimo de menos a toda mi familia.
“Vámonos a sobar, que mañana a las 4 de la mañana hay que estar en pie…”

"Y a los que quiero les digo que aguanten, no desfallezcan, que nuestros días de gloria se acercan, que sólo quien lo merezca será libre(...) Mis hermanos de otra madre, ¡seremos indestructibles!" Nach

1 comentario:

  1. Tienes que mandarnos fotos de todo aquello que veas y pises... (bueno, de lo que pises mejor no)
    Estamos deseando ver dónde te mueves y con quien...
    Un abrazo!!!!!

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